El conflicto venezolano no es sobre ideología, es sobre la democracia, el petróleo y el poder
Autor: Diego Bautista
Traducido al español por Silvana Gordillo González
No es sobre ideología
“Me pregunto dónde están las banderas de los partidos Social Demócrata y Social Cristiano y cómo ellos pueden estar en contra de esta revolución Bolivariana” (Rafael Ramirez, 2014)
Dada la dicotomía entre “izquierda” y “derecha” y considerando que, Hugo Chávez se ha convertido en un símbolo de la izquierda latinoamericana, es fácil asumir que el conflicto en Venezuela es ideológico. Un títere de derecha de los Estados Unidos contra una dictadura comunista es una caricatura popular del conflicto venezolano. Sin embargo, esta es una simple caricatura que nos permite ver que la oposición y el gobierno son parecidos en sus prácticas políticas e ideología.
En un encuentro televisado entre los líderes del gobierno y la oposición, Rafael Ramírez, una figura clave en la planeación económica del gobierno de Hugo Chávez, cita muchos de los logros del Chavismo, como la reducción a la mitad del porcentaje de hambruna o personas malnutridas en el país, tomando como base el año 1990 (FAO, 2013); y sugiriendo que era vergonzoso que los partidos políticos Social Demócrata y Social Cristiano se opusieran a la revolución.
Ramirez was referring to AD and COPEI, respectively, the former pillars of bipartisan democracy. Back in the 70s, those parties were in power and the oil prices were on the rise; and, since Venezuela was a major oil producer, so was the income of the country. This blooming economic growth, allowed the democratic governments to implement many social programs, public education, free health care, and the nationalization of the oil industry. How can those political parties that favored such policies be right-wing and oppose the revolution? The answer is that they do not; the social programs are not the issue, the complaints from the opposition come from different roots. Even the new parties from the opposition that gained access to local governments had implemented social policies, and many of them are part of the Socialist International, which means that they cannot be defined exactly as the ring wing.
El compromiso con los programas sociales no es único en el ámbito político. El enfoque en el discurso público y las políticas como la de la responsabilidad social corporativa han resultado en el hecho de que incluso empresas privadas se han involucrado en programas sociales, tales como el Proyecto Alcatraz de la compañía de ron San Teresa en Venezuela. También, Empresas Polar, uno de los conglomerados más importantes del país, ha establecido su compromiso con las causas sociales y el desarrollo sostenible. Incluso si las compañías no adoptan plenamente estos principios, el hecho de que necesiten mostrar que lo hacen es una muestra de cuánto permean estas ideas en la sociedad venezolana.
El desarrollo social y la abolición de la inequidad pueden volverse el punto de acuerdo en Venezuela. Especialmente, cuando en el status quo el colapso de la economía empobreció más el país y trajo la miseria a los ciudadanos. Sin embargo, se puede decir que la lucha por el poder de las élites es la fuente del conflicto y el bienestar del país es irrelevante, resultando en una mirada cínica de la crisis. Incluso si los principales partidos involucrados lo hacen solo por el poder, estos elementos pueden llevar a encontrar puntos de acuerdo entre la población civil, la reconstrucción del tejido social, y resultar en la organización para presionar a las élites para la transformación del conflicto.
Es sobre el petróleo y las elecciones
En los años 70, los altos precios del petróleo llevaron al auge de la economía que sostuvo la democracia social (Lucca, 2016). Esta situación debilitó la guerrilla no solo en la parte militar, dado que el dinero proveniente del petróleo permitía comprar alta tecnología militar; además, era poco probable que la gente, cuya calidad de vida estaba mejorando, se uniera a una rebelión. Pero nada dura para siempre, especialmente los altos precios del petróleo.
En la década de los 80 y 90, los precios se desplomaron. El gobierno quedó en bancarrota y endeudado, la crisis económica se reflejó negativamente en la calidad de vida de los venezolanos, y estos se enojaron con el gobierno. Esto allanó el camino para que un tercero, Hugo Chávez, ganara las próximas elecciones en una plataforma antisistema, cuya propuesta principal era cambiar la constitución hacia la revolución.
Los primeros años de Chávez fueron inestables, el conflicto con la compañía petrolera llevó su popularidad a un mínimo histórico (Gil Yepez, 2012). Afortunadamente para él, la década del 2000 tuvo un incremento masivo en los precios del petróleo. Con este nuevo estado de riqueza, Chávez aumentó el gasto social a través de numerosos programas llamados “misiones”. Como resultado, su popularidad se disparó y le permitió ganar todas las elecciones posteriores (Gil Yepez, 2012).
La oposición argumentó, muchas veces, que las elecciones eran un engaño, así que hizo un llamado a los votantes para abstenerse en las elecciones de la Asamblea en 2005. En Venezuela, la Asamblea Nacional es un sistema parlamentario de una sola cámara que tiene una mayoría de 2/3, tiene control de toda la rama legislativa y puede nombrar a las autoridades de otras ramas; por ejemplo, la Corte Suprema de Justicia y el Consejo Nacional Electoral.
En ese entonces, cuando la oposición pidió a sus votantes boicotear las elecciones parlamentarias, y el Chavismo ganó todos los escaños en la Asamblea, los chavistas nombraron a los jefes de muchas de las instituciones más importantes del país (Lucca, 2016). Esto le dio al Chavismo el control total de las principales instituciones del Estado. Diez años después, la oposición ganó la mayoría de las elecciones parlamentarias. Una semana antes de la posesión de la nueva asamblea nacional, la asamblea saliente renovó todos los poderes anteriormente designados.
Por decisión del Consejo Nacional Electoral, se decretó que en tres localidades el proceso electoral debía repetirse, justo el número exacto para que la oposición no tuviera las dos terceras partes necesarias para cambiar el poder. La nueva asamblea se rehusó a aceptar esta decisión. La Corte Suprema, controlada por chavistas, anuló la Asamblea Nacional y los diputados chavistas se abstuvieron de participar en ella (BBC, 2016). Como se supone que la Asamblea Nacional es una institución donde los representantes de todas las regiones del país dialogan, discuten y encuentran soluciones a los problemas del país, no sucedió. Tal brecha del poder hace la negociación poco probable. No puede haber diálogo con una sola de las partes. Desde su creación hace más de 20 años, esa asamblea nacional ha fracasado en su propósito.
En la parte económica, como se dijo, nada dura para siempre. Después de un precio promedio de $45 dólares por barril, en el 2012 los precios del petróleo alcanzaron un precio histórico $109 dólares por barril. Luego, en 2016, descendió a $40.76 (Organization of the Petroleum Exporting Countries [OPEC], 2021). Sumado a la caída de los precios, la producción petrolera venezolana se ha contraído en más de 500 millones de barriles por día desde el 2016 (Organization of the Petroleum Exporting Countries [OPEC], 2018). Además, desde el 2011 al 2018, el porcentaje de las ganancias por exportaciones relacionadas con el petróleo era superior al noventa por ciento (Venezuelan Central Bank [VCB], 2021). Todos estos factores significan una economía monoexportadora que produce cada vez menos de su producto, y, además, los precios caen a un punto que solo pueden conducir a un colapso económico.
De acuerdo con información del IMF (s.f.), la tercera inflación mas alta en el mundo es en Surinam con el 51%, la segunda es en Sudán con el 129.7% y en el primer lugar esta Venezuela con el 6.500%. Esta situación hace la planeación económica casi imposible. Las consecuencias manifiestas pueden ser vistas en la pérdida de los ingresos de la población venezolana. El salario mínimo se ha reducido a una sola cifra que equivale a aproximadamente 2 dólares estadounidenses mensuales (Gaceta Oficial 6532, 2020). También, en 2019, el crecimiento del PIB real fue de -35% (International monetary Fund, 2021). La economía venezolana se viene contrayendo aceleradamente hace algún tiempo y con ella los recursos del Estado y la sociedad, evidencia de lo pobre que se está volviendo el país.
Mientras tanto, las tensiones entre la rama legislativa y las otras ramas del gobierno continuarían aumentando hasta un nivel en el que la Asamblea Nacional dejó de reconocer a Nicolás Maduro como presidente y declaró a Juan Guaidó, presidente de la Asamblea, como el presidente interino de Venezuela (BBC, 2019). Después de esos eventos, la represión por parte del gobierno se intensificó tanto como las protestas de la oposición. Los Estados Unidos, que ha sido un aliado de la oposición, tomó un rol más activo aplicando sanciones económicas al país y dejó de comprarle petróleo. Por otra parte, Maduro ha sido objeto de intentos de asesinato como, por ejemplo, un dron cargado de explosivos se le acercó durante una comparecencia pública, en una rebelión liderada por un miembro de la policía y un grupo de mercenarios que llegaron al país para deponerlo y reclamar la recompensa que Estados Unidos ofrece por él.
Hay paralelos entre crisis políticas pasadas y la crisis actual, todas motivadas por la crisis económica ocasionada por la dependencia del petróleo. Moisés Naím y Ramón Piñango (1984), en su icónico texto “El caso Venezuela: una ilusión de armonía” explicaron que, mientras los precios del petróleo sean altos y el gobierno tenga suficientes recursos para encubrir los conflictos, las soluciones a cada problema dependerán de la riqueza petrolera, haciendo que las instituciones venezolanas no estén preparadas para manejar tensiones sociales. En contraste, cuando el petróleo es escaso, el gobierno ignora las tensiones sociales o intenta reprimirlas, lo que viene con una escalada de violencia. Décadas después de la publicación de Naim y Piñango, este fenómeno sigue ocurriendo.
Debido al colapso económico, millones de venezolanos han abandonado sus hogares y se han ido a otros países en búsqueda de una mejor calidad de vida. El número actual de migrantes y refugiados está estimado en 5.400 millones de personas, con 800.000 buscando asilo (The UN Refugee agency [UNHRC], 2020). El solo número plantea grandes desafíos para los países vecinos en la región, especialmente Colombia quien ha recibido a más de dos millones. Esta situación ejemplifica las consecuencias de la situación económica en la población, la cual ha sido exacerbada por el conflicto político.
El petróleo puede crear inequidad en el poder. El actor/administrador tiene suficiente como para no necesitar al resto de los actores, por lo que estos últimos no están incluidos en los planes de gobierno. Las instituciones adoptan la figura de todo o nada, la cual es la que usualmente tiene acceso a la riqueza del petróleo. Entonces, cuando las circunstancias cambian y la abundancia del petróleo cesan, las instituciones no están preparadas para procesar los conflictos previamente cubiertos por la riqueza. El país entra en caos y no tiene los mecanismos para salir de él. Reformar las instituciones para hacerlas más equitativas es un paso hacia la construcción de la paz en Venezuela.
Lista de Referencias
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Biografía de la autora
Mientras completaba sus estudios de pregrado en Estudios Liberales, estuvo altamente involucrado en el activismo político. Su trabajo como investigador social desarrolló aún más su interés en Latinoamérica para alcanzar su desarrollo. Poco después, la escalada de violencia en Venezuela lo impulsó a ir a Costa Rica para comenzar sus estudios de maestría en Resolución de Conflictos, Paz y Desarrollo. Allí, descubrió que el conflicto en su país, que le parecía tan inmutable, no se diferenciaba de muchas otras situaciones que habían sufrido una transformación. La paz es siempre una opción.
