¡Icen sus banderas blancas de la paz, pero háganlo con táctica! Reflexiones sobre las acciones no violentas durante el referendo del acuerdo de paz colombiano de 2016
Autor: Felipe García Arias
Traducido al español por Silvana Gordillo González
El 2 de octubre de 2016, se llevó a cabo el referendo nacional para aprobar o rechazar los acuerdos de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, y para sorpresa de muchos colombianos y espectadores internacionales, la aprobación del acuerdo perdió al obtener solo el 49,76% de los votos. Antes de ese día, se vieron manifestaciones no violentas en todo el país, pero a pesar de eso, los movimientos que habían apoyado los acuerdos no pudieron garantizar el resultado deseado.
Lo que quiero argumentar es que, las manifestaciones cívicas no violentas que buscaban apoyar el acuerdo de paz durante la campaña del referendo tuvieron falencias tácticas, lo que hizo que muchas de ellas ni siquiera fueran las acciones estratégicas no violentas apropiadas, por lo que no tuvieron influencia suficiente para cambiar el status quo y ganar el referendo. Sin embargo, quiero demostrar que la fuerza de las acciones no violentas después del 2 de octubre contribuyeron a la aprobación legal final del acuerdo. En este breve texto, no analizaré todas las razones por las que el referendo del acuerdo de paz perdió, pero haré una reflexión sobre las características de cómo las acciones no violentas fueron usadas durante este tiempo para incrementar la comprensión de sus limitaciones e impacto.
Falta de unidad y articulación
Tal como dijo el estratega militar ahora teórico de las acciones no violentas, Robert L. Helvey, la desunión puede ser un contaminante importante de las campañas no violentas: “Algunos movimientos nunca se vuelven viables, en parte, porque la desunión dentro del liderazgo dificulta lograr la cooperación, si no es que la imposibilita, en temas críticos.” El Tiempo reconoció que el movimiento del “Sí” durante la campaña del referendo estaba dividido, dado que no todas las figuras políticas que respaldaban el acuerdo de paz tenían un mensaje unificado.
Esto también sucedió con los estudiantes y los movimientos cívicos durante ese tiempo. Como miembro de uno de esos movimientos estudiantiles, recuerdo que articular acciones era una preocupación importante incluso dentro de nuestro propio grupo (el Comité de Paz del consejo estudiantil de Los Andes) y con otros grupos cívicos y estudiantiles de otras universidades. Atribuyo esta falta de unidad a las reservas hacia el gobierno.
Si bien el gobierno lideraba el acuerdo de paz, y su voluntad política era una razón determinante para que los acuerdos fueran posibles, muchos sectores académicos y políticos que apoyaban el Acuerdo no eran partidarios del mismo. Una relación muy estrecha entre el gobierno y los acuerdos, y la falta de pensamiento táctico entre los movimientos cívicos no violentos, generaron acciones de oposición que deberían haberse unido por razones pragmáticas.
Participación y visibilidad insuficiente
La politóloga Erica Chenoweth sostiene que los movimientos con participación del 3.5% de la población casi siempre han alcanzado sus objetivos (Chenowth, 2020), llegando a la conclusión que el número de participantes importa (como ha sido excelentemente ejemplificado por las acciones serbias Optor La trascendencia de la participación masiva puede también ser entendida como la fuerza de una de las fuentes de poder político: el recurso humano (Ver: Sharp, 2013, p.5). Muchas marchas “de las banderas blancas” se llevaron a cabo en Bogotá durante ese tiempo pero les faltó la participación masiva que se vio después del referendo, además el cubrimiento mediático también fue limitado.
En una búsqueda de artículos mediáticos entre septiembre y octubre de 2020, se muestra esta falta de visibilidad y movilización masiva. Incluso recuerdo ser entrevistado por un canal de noticias después del referendo, y el reportero me preguntó porqué los estudiantes no se habían movilizado antes del 2 de octubre, tal como lo estaban haciendo después de los resultados. Nosotros nos estábamos movilizando pero no masivamente y ni siendo suficientemente tácticos para producir el impacto social que buscábamos.
No había diversidad de métodos y falta de planeación
Andrés Martínez, analista experimentado, quien trabaja en Colombia y tiene conocimientos en la historia y teoría de las acciones estratégicas no violentas, considera que uno de los problemas de las manifestaciones sociales en Colombia ha sido la falta de utilización de diversos métodos no violentos (una variedad de acciones como teatro de guerrilla, procesiones, publicidad aérea, y vigilias) que pueden ser utilizados en las acciones no violentas.
El académico Gene Sharp paró de contar después de identificar 198 métodos distintos en 1973. Aun, durante el proceso del referendo, el método más usado en Bogotá fueron las marchas sociales, frecuentemente en los mismos lugares. Desde el Comité de la Paz del consejo estudiantil de Los Andes, también hicimos manifestaciones artísticas y usamos otros métodos, pero puede que nos haya faltado la suficiente diversificación táctica para generar el resultado deseado, haciéndolas menos como acciones estratégicas no violentas y más como meras manifestaciones cívicas.
Como afirma Erica Chenoweth, “las técnicas flexibles e innovadoras son clave […] los movimientos que dependen demasiado en métodos únicos como protestas, peticiones o concentraciones, al final tienen menos probabilidades de ganar” (Chenoweth, 2016). Tal como lo argumentó Mary King, además de diversos métodos, éstos deben usarse en un orden claro y bien pensado con una planificación esclarecida:
Aunque su resultado es indeterminado, los métodos de acción no pueden ser vagamente mezclados. La elección de los pasos debe ser estratégica y relacionada con el propósito político, con los fines y medios enlazados, y las metas y los objetivos manifestados en la organización, la disciplina, planeación, liderazgo y logística. (King, 2008, p. 40)
Con poco tiempo y pocos recursos, las acciones fueron planeadas “en el camino” sin una estrategia a largo o mediano plazo, y éstas dependían casi todo el tiempo del uso de los mismo métodos. De hecho, esto pudo haber sido anticipado y, por lo tanto, pudo haber contribuido a la falta de motivación de otras personas para unirse. Creo que las acciones eran demasiado predecibles.
Las acciones no fueron dirigidas tácticamente para provocar un cambio en el poder
Esta idea se ubica en el centro de mi argumento. Las acciones estratégicas no violentas o incluso manifestaciones cívicas no violentas de opinión popular durante el tiempo estudiado carecieron de visión estratégica para reflejar o crear un cambio suficiente en el poder. Sus objetivos eran apoyar el “Sí” al referendo, respaldando así al gobierno, pero las acciones escogidas fueron insuficientes para alterar el status quo.
Se malinterpretó al grupo objetivo de esos movimientos; el objetivo no solo debió ser respaldar la propuesta del gobierno para el referendo sino también abordar esos pilares de apoyo (por pilares de apoyo hago referencia al desarrollo teórico sobre el poder hecho por Christopher Miller en Strategic Nonviolent Struggle: A Training Manual. Ver: Miller, 2006, p.35) que mantienen el status quo del conflicto en Colombia. De hecho, pudimos haber intentado provocar deserciones de las fuerzas e instituciones que buscaban mantener el estado existente de las cosas.
En este caso, el grupo objetivo no era un dictador, ni tampoco una potencia extranjera (ya que muchas movilizaciones no violentas han apuntado a provocar transiciones democráticas en todo el mundo), tal vez la situación era incluso más compleja. El conflicto colombiano tiene muchos actores y los grupos influyentes están conformados por políticos, grupos económicos, frentes y organizaciones ilegales a nivel nacional y local.
En consecuencia, las circunstancias presentes del conflicto se mantenían no solo por una figura sino por diferentes grupos de actores que por diferentes razones estaban interesados en la prolongación del conflicto. Tales intereses estaban representados por Álvaro Uribe y su partido político, que en los últimos 20 años ha determinado todas las elecciones presidenciales colombianas, excepto por la reelección del presidente Juan Manuel Santos en el 2014.
Es importante considerar que “el mandatario,” como Gene Sharp lo caracteriza, no es el gobierno necesariamente, y quien tiene el poder puede ser alguien o un grupo fuera de él. Gene Sharp explica que, “Las personas, grupo o régimen que ocupa la posición más alta de comando en la sociedad y el gobierno, especialmente el Estado, son aquí llamados “los mandatarios,” y ese “poder político se refiere entonces a la autoridad total, influencia, presión y coerción que puede ser aplicada para alcanzar o prevenir la implementación de los deseos de quien tiene el poder” (Sharp, 2013. pp.3-4).
Esto permite comprender que, incluso si la cabeza del gobierno en Colombia en 2016 apoyaba el acuerdo de paz, otros poseedores del poder o mandatarios compartían con el gobierno sus pilares de apoyo, e incluso controlaban muchos de ellos.
Esta idea fue abordada por Humberto de la Calle (jefe del equipo de negociación del gobierno para el proceso de Paz) en una reflexión que compartió conmigo para este estudio de caso. Él me dijo que es importante reconocer que, “la resistencia que [los opositores del acuerdo] generaron tuvo gran éxito” (De la Calle, 2021). Ejemplos de esas acciones y cómo fueron manejadas para debilitar los pilares de apoyo del gobierno para ganárselos, puede ser entendido en la siguiente versión de De la Calle:
Una polarización muy emocional llegó a ser alimentada por noticias falsas […] la manipulación del enfoque de género fue deformada maliciosamente por fuerzas opositoras del acuerdo y eso generó en las iglesias cristianas una resistencia monolítica y parte de la iglesia católica que se desistió, incluyendo la dirección eclesiástica que venía apoyando el proceso, bajo esta circunstancia resolvió tomar una actitud neutra (De la Calle, 2021).
Con acciones de desinformación (lo que la filosofa social Hannah Arendt llama poder y consentimiento puede ser catalogado como Propaganda y Mentiras [Presbey, 1998, p.34]), las fuerzas opositoras del Acuerdo lograron entre otras cosas un cambio de poder con respecto a la alianza de las congregaciones cristianas y católicas.
Las acciones no violentas estaban solidificando algunos pilares de apoyo del gobierno y fuentes de poder, y al mismo tiempo, esos pilares fueron derribados con ejes de desinformación por los opositores del acuerdo de paz.
Se debieron haber tomado acciones para acabar directamente esos pilares de apoyo del status quo, como el negocio que financió fuertemente la campaña del “no”, los políticos, los medios de comunicación y las congregaciones religiosas que lo respaldaron. Esos pilares de apoyo que respaldaron el “no” tenían también fuentes importantes de poder, como recursos materiales y humanos, algún tipo de sanciones a nivel local (relacionadas por ejemplo a grupos paramilitares), y suficiente autoridad. Sin embargo, tal como me lo dijo De la Calle, es importante reconocer que considerando las circunstancias, lo que lograron las acciones no violentas y los movimientos cívicos antes del referendo fue importante porque tuvieron muchos elementos en su contra.[2].
A pesar de todo, al final, ayudó…
El referendo se perdió, pero las acciones no violentas de los estudiantes y la sociedad civil organizada al final ayudaron a la aprobación del acuerdo de paz el 24 de noviembre de 2016 en el Teatro Colón. Carecían del poder político adecuado para generar el resultado esperado del referendo, pero aportaron una fuente esencial de poder al solidificar los pilares de apoyo del movimiento cívico y estudiantil a favor del gobierno nacional.
Las acciones no violentas después del 2 de octubre tuvieron lo que otras carecían: estaban más unificadas, diversas, articuladas, tenían participación masiva y visibilidad local e internacional. En menos de un mes, plantones, marchas, vigilias y acciones artísticas no violentas se vieron en Bogotá y en el resto del país (Ver: FIP. Radiografía del plebiscite y postplebiscito. 2016.). En una emotiva marcha, muchos grupos étnicos y víctimas del conflicto de todo el país vinieron a Bogotá en la “marcha de las flores”; en la vigilia de “la marcha del silencio”, miles de participantes se mantuvieron en silencio hasta un determinado momento cuando el himno nacional colombiano sonó y luego un llanto unificado retumbó en la Plaza de Bolívar: Acuerdo ya! (Agreements now!).
Estas acciones no violentas más tácticas y contundentes permitieron al gobierno recuperar (al menos aparentemente) la legitimidad del acuerdo de paz. Según lo analizado por De la Calle, esas acciones empujaron a las fuerzas opositoras a ceder en ciertas cosas y crear nuevas opciones para el acuerdo:
Por supuesto, la movilización después del 2 de octubre fue decisiva, no solo para la propia guerrilla y la sociedad en general sino también para los voceros de la campaña del “no”, quienes en virtud de esa movilización estuvieron de acuerdo con abrir una mesa de diálogo [y] renegociar puntos que fueron abundantemente incorporados en el nuevo acuerdo del Teatro Colón (De la Calle, 2021).
El impacto de esas acciones son visibles también en el discurso del presidente Santos justo después de la firma del nuevo acuerdo en el Teatro Colón en noviembre, donde se dirigió directamente a las manifestaciones estudiantiles para legitimar el nuevo acuerdo.[3].
Las acciones no violentas del 2016, al final, lograron contribuir lo suficiente a la firma e incorporación a la legislación colombiana del acuerdo de paz, pero el status quo ante no ha sido cambiado lo suficiente. Ahora, Colombia está luchando con su implementación, sobretodo porque los opositores del acuerdo recuperaron la presidencia y el control del congreso. Esto significa que la lucha continúa.
Por lo tanto, las acciones no violentas pueden ser necesarias como un paso hacia, esta vez, lograr generar un cambio en el poder y una alteración verdadera de las condiciones que pueden llevar a la paz. Lo que creo que necesitamos hacer es aprender de líderes no violentos como Mahatma Gandhi y Martin Luther King Jr., y de Gene Sharp, Erica Chenoweth, Mary Elizabeth King y otros académicos para mejorar nuestras técnicas y comprensión local de la acción estratégica no violenta.
En resumen, en Colombia necesitamos sumar a nuestras prácticas de resolución de conflictos acciones no violentas más deliberadas y planificadas para alcanzar nuestra estabilidad deseada y la paz duradera.
Siguiendo las palabras de Mary King: “la construcción de la paz puede ser pensada como un puente que cruza desde la resolución de conflictos hasta la ‘paz positiva’. Sin embargo, dado que la paz positiva es algo más que la simple ausencia de la guerra, el paraguas de la construcción de paz debe incluir los méritos del aprendizaje para emplear sanciones no violentas para abordar y resolver conflictos presentes y futuros, especialmente si la acción política institucionalizada falla” (King, 2008, p. 42).
Lista de Referencias
Chenowth, E. (April, 2020). Questions, Answers, and Some Cautionary Updates Regarding the 3.5% Rule. Harvard University.
Chenoweth, E. (November, 2016). People Are in the Streets Protesting Donald Trump. But When Does Protest Actually Work? Washington Post.
King, M.E. (December, 2008). Nonviolent Struggle in Africa: Essentials of Knowledge and Teaching. Africa Peace and Conflict Journal 1, no. 1.
Miller, A. (2006). Understanding Your Environment. In Strategic Nonviolent Struggle: A Training Manual. Nonviolent Transformation of Conflict–Africa, ed. Mary E. King. Addis Ababa and Geneva: University for Peace.
Sharp, G. (2013). Chapter One: The Nature and Control of Political Power. In How Nonviolent Struggle Works, 3-16. East Boston: Albert Einstein Institution.
De la Calle, Humberto. (February 28, 2021)
El Tiempo. (October, 2016). La escultura de Gandhi que enfrenta el abandono y el riesgo de caerse. https://www.eltiempo.com/bogota/escultura-de-gandhi-en-bogota-49183.
El Tiempo (October, 2016). Estos son los pecados de la campaña que promovió el ‘Sí’. https://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/influencia-del-brexit-y-otros-factores-en-resultados-del-plebiscito-45447
(2016). Radiografía del plebiscite y postplebiscito. http://www.ideaspaz.org/especiales/posplebiscito/
Santos, Juan Manuel. (November 24, 2016). Intervención del Presidente Juan Manuel Santos en el acto de la Firma del Nuevo Acuerdo de Paz con las Farc. http://es.presidencia.gov.co/discursos/161124-Intervencion-del-Presidente-Juan-Manuel-Santos-en-el-acto-de-la-Firma-del-Nuevo-Acuerdo-de-Paz-con-las-Farc.
Notas al final
[2] “En resumen, me parece que el volumen de votos conseguidos por el plebiscito acompañando por los movimientos sociales fue enorme, en realidad, en circunstancias tan difíciles.” (De la Calle, 2021)
[3] “Durante más de cuarenta días escuchamos a los colombianos. Escuchamos sus preocupaciones y también sus voces de aliento para perseverar y no perder este impulso, estando ya tan cerca de la meta. Decenas de miles de jóvenes en todo el país, esa nueva generación que construirá la Colombia del mañana nos exigió que le entregáramos un país distinto al que nosotros recibimos: Un país donde la violencia y la muerte no sean lo normal”.Santos, Juan Manuel. Intervención del Presidente Juan Manuel Santos en el acto de la Firma del Nuevo Acuerdo de Paz con las Farc. November 24, 2016.)
Biografía del autor
Felipe García es estudiante de maestría en UPEACE en el programa de Maestría de Artes sobre paz sostenible en el mundo contemporáneo, y estudió Historia y Derecho en la Universidad de Los Andes en su ciudad natal Bogotá, Colombia. Aunque él publica este artículo por iniciativa propia, él actualmente está trabajando en Colombia con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) contribuyendo a la prevención de las violaciones de los derechos de los niños. Él está interesado en participar en la formulación e implementación de proyectos dedicados a la paz y a la protección de comunidades vulnerables.
Su vida ha sido altamente influenciada por personas inspiradoras en su familia quienes han trabajado a favor de los derechos humanos, la educación, la niñez, la equidad social, y la paz, y por participar en las acciones no violentas durante el referendo de paz en Colombia en 2016. Desde el consejo estudiantil de la Universidad de Los Andes, fue miembro fundador de lo que se llamó “el comité de paz,” con la intención de promover la paz, la discusión y el apoyo al proceso de paz. Dentro del comité, grupos de estudiantes organizaron diversas acciones cívicas y acciones no violentas dentro y fuera de la universidad, apoyando la resolución del conflicto y el acuerdo de paz que estaba suscribiendo la guerrilla de las FARC y el gobierno colombiano.
El 2 de octubre de 2016, una pequeña mayoría de colombianos votaron para rechazar el proceso de paz, y muchos de los ciudadanos que, como Felipe, apoyaban el acuerdo se sintieron desesperanzados y derrotados. Sintieron que el esfuerzo histórico para terminar 50 años de conflicto interno había sido aplastado. Desde ese día, Felipe supo que no debería desistir y que debía dedicar su vida a la búsqueda de la paz. Este artículo es parte de ese compromiso. LinkedIn.