SERVICIOS VIRTUALES DE SALUD MENTAL DURANTE LA EPIDEMIA DE COVID-19 EN CHINA
Autor: Shaohua Wang
Traducido al español por Silvana Gordillo González González
Resumen
La epidemia de la enfermedad Coronavirus 2019 (COVID-19) surgió en Wuhan, China, se propagó a nivel nacional el pasado diciembre y se extendió a nivel mundial a principios del año 2020. Después de ser declarada una Emergencia de Salud Pública de Interés Internacional (PHEIC, por sus siglas en inglés) en enero, el COVID-19 fue anunciado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una pandemia en marzo (WHO,2020). Además de las serias amenazas para la salud física de las personas, la epidemia del COVID-19 también ha tenido consecuencias psicológicas significativas tales como, trastorno de pánico, ansiedad y depresión, que afectan a las personas más que la enfermedad misma y tiene la posibilidad de transformar el trauma colectivo en trauma generacional. Este ensayo se enfoca en los servicios para la salud mental prestados en China y su naturaleza virtual como característica sobresaliente, resume la progresión de las intervenciones psicológicas virtuales, analiza los retos de los servicios virtuales de salud mental durante la epidemia de COVID-19 en China.
SERVICIOS VIRTUALES DE SALUD MENTAL DURANTE LA EPIDEMIA DE COVID-19 EN CHINA
La epidemia de la enfermedad Coronavirus 2019 (COVID-19) surgió en Wuhan, China, se propagó a nivel nacional el pasado diciembre y se extendió a nivel mundial a principios del año 2020. Después de ser declarada una Emergencia de Salud Pública de Interés Internacional (PHEIC, por sus siglas en inglés) en enero, el COVID-19 fue anunciado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una pandemia en marzo (WHO, 2020). De acuerdo con el último reporte sobre la situación de la enfermedad de Coronavirus 2019, al 30 de abril de 2020 habían 3.090.445 casos confirmados de COVID-19 y 217.769 muertes a nivel mundial (WHO, 2020). El mundo está enfrentando la crisis global más desafiante desde la Segunda Guerra Mundial (Guterres, 2020). Según datos de la Comisión Nacional de Salud de la República Popular China (NHC, por sus siglas en inglés), hasta el viernes 1 de mayo de 2020, se habían reportado 82,875 casos de COVID-19 en China continental, 4.633 personas habían muerto por la enfermedad, y el número de casos recuperados era de 77.685 (NHC, 2020). Además de las serias amenazas para la salud física de las personas, la epidemia del COVID-19 también ha tenido consecuencias psicológicas significativas tales como, trastorno de pánico, ansiedad y depresión (Bao, et al., 2020; Gao, et al., 2020; Jacobson, 2020; Liu, et al., 2020; Lu & Bouey, 2020; Qiu et al., 2020; Yao, et al, 2020), que afectan a las personas más que la enfermedad misma y tiene la posibilidad de transformar el trauma colectivo en trauma generacional. El gobierno chino ha tomado medidas proactivas no solo para disminuir la propagación del nuevo coronavirus (Yao, et al, 2020) sino también para prestar servicios de salud mental con características propias, que es el enfoque principal de este ensayo.
SERVICIOS VIRTUALES COMO CARACTERÍSTICA SOBRESALIENTE
Dada la rápida transmisión del coronavirus y la necesidad de distanciamiento social, limitaciones en el tránsito y medidas de cuarentena para “aplanar la curva”, las intervenciones psicológicas tradicionales cara a cara dieron paso a la virtualidad. Varios canales incluyendo línea directa, consultas en línea, cursos en línea y consultas ambulatorias fueron usados para prestar servicios de salud mental (NHC,2020). La popularización de servicios por internet y los teléfonos inteligentes en China ha crecido desde la epidemia del Síndrome de Respiratorio Agudo Severo (SARS) en 2003. De la mano con la aparición de las redes móviles de quinta generación (5G), los profesionales de la salud mental y las autoridades de la salud pudieron prestar servicios de salud mental en línea durante el brote de COVID-19 (Liu, et al., 2020). El amplio uso y el fácil acceso a las plataformas de redes sociales en China, tales como WeChat, Weibo, y TikTok, sirvieron como herramientas para la difusión de información, recolección de datos, análisis de investigación, asesoramiento y evaluación, y aún continúan funcionando.
PROGRESIÓN DE LAS INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS VIRTUALES
A pesar de la urgencia y las limitaciones del tiempo, los esfuerzos colectivos de China desde el gobierno, la academia y la sociedad civil para abordar los problemas psicológicos durante la epidemia de COVID-19 y prestar servicios virtuales para la salud mental evidenciaron situaciones específicas y se vio un alto nivel de solidaridad.
La publicación de los “Principios para la Intervención de Emergencia en Crisis Psicológica por la Epidemia de Neumonía de COVID-19” realizada por la autoridad central de salud en China el 26 de enero, mostró que el NHC “ha integrado la intervención en crisis psicológica en el despliegue general de la prevención de enfermedades” (Li, et al., 2020) y marcó en punto de partida para la prestación de servicios de salud mental a nivel nacional. El anuncio de la instauración de líneas de ayuda para asistencia psicológica y las directrices para la asistencia psicológica en las mismas durante la epidemia del COVID-19 fueron lanzados el 2 y 7 de febrero, respectivamente (NHC, 2020). Todas estas medidas se apoyaban principalmente en la virtualidad, y con el incremento en la severidad de las situaciones, por ejemplo, el extremo caso de las 11 semanas de cuarentena estricta en Wuhan, Hubei, el epicentro en el país, hizo que las intervenciones psicológicas en línea se hicieran más cruciales.
Un estudio muestra que las asociaciones de salud mental y las sociedades académicas organizaron grupos de expertos, publicaron pautas e instrucciones para los servicios de salud mental siguiendo las directrices anteriormente mencionadas (Ibid.). En solo un mes documentos, guías, artículos educativos virtuales y videos fueron publicados para el público general en WeChat y en otras plataformas de internet a comienzos del brote (Ibid.). Un sinnúmero de estudios e investigaciones se han llevado a cabo sobre la salud mental de la población china durante los tiempos del COVID-19, algunos tomando inspiración de estudios previos (Ver Bao et al., 2020; Hong et al., 2017; Kauer et al.,2014; Liu et al., 2020; Shi et al., 2019). Según Qiu Jianyin[1] y sus colegas, ellos han realizado una encuesta nacional sobre la aflicción psicológica entre la población china durante la epidemia de COVID-19 enviando un cuestionario de auto informe; 72 encuestas en línea sobre salud mental asociadas al brote de COVID-19 dirigidas a diferentes poblaciones fueron distribuidas al 2 de febrero en un programa de encuestas llamado “Cuestionario Estrella” (“Questionnaire Star”) a través de WeChat, una de las aplicaciones móviles más populares con más de un billón de usuarios activos mensualmente (Jacobson, 2020).
El público general recibió información y actualizaciones de estado, hizo autoevaluaciones, llenó encuestas en línea, socializó con otros y solicitó ayuda profesional a través de medios virtuales principalmente durante la epidemia. El rol de las redes sociales, además de prestar sus servicios usuales, sirvió como plataforma para compartir (incluso expresar) creatividad y solidaridad. Durante la cuarentena estricta en Wuhan, la gente documentó escenas en las que todos encendían las linternas de sus celulares desde los edificios y cantaban himnos nacionales para darse ánimo los unos a los otros durante un apagón. Esto se viralizó y animó a muchas otras personas en otras provincias, incluso a los ciudadanos chinos que estaban en el extranjero en ese momento. El numeral “#jiayouwuhan”, que significa “Mantente Fuerte, Wuhan”, fue tendencia en Weibo, y esto fue considerado como una demonstración de apoyo mental. Personas compartiendo sus habilidades culinarias mejoradas durante la cuarentena a través de publicaciones en Weibo y TikTok también ayudaron con la ansiedad y la angustia en general. Una vez instalados en sus teléfonos inteligentes o en otros dispositivos electrónicos, las personas pueden acceder fácilmente a aplicaciones que toman la temperatura, ofrecen consejos para el bienestar psicológico, y otros canales profesionales como llamadas en la web o asesoramiento telefónico. Distintos programas de inteligencia artificial (IA) se han utilizado para las crisis psicológicas monitorizando y analizando mensajes publicados en Weibo, y alertando a voluntarios designados para actuar según corresponda (Liu et al., 2020).
RETOS DE LOS SERVICIOS VIRTUALES DE SALUD MENTAL EN CHINA
Los avances en los servicios virtuales de salud mental deben ser reconocidos, pero esto no significa que los retos de estos servicios en línea durante la epidemia de COVID-19 deban ser ignorados. Una serie de políticas, directrices, principios y avisos nacionales y provinciales demostraron el reconocimiento de las necesidades de salud mental pública en China. Sin embargo, hubo algunas preocupaciones y desafíos.
Primero que todo, la fuente de recolección y análisis de datos debe ser acertada y lo suficientemente representativa, ya que es la base para futuras políticas y directrices. La manera de elegir una muestra adecuada que proporcione la tendencia que más se relaciona con la realidad no es fácil, e incluso más difícil aún dada la incertidumbre del coronavirus, la presión del tiempo y el objetivo de ayudar y ahorrar. Se realizó una primera encuesta a gran escala a nivel nacional sobre aflicción psicológica en la población general en China durante la época turbulenta de la epidemia de COVID-19, la cual tuvo “un total de 52.730 respuestas válidas de 36 provincias, regiones autónomas y municipalidades” (Qiu, et al., 2020). Otro estudio involucró a 4.872 participantes (válidos y completos, con consentimiento) de 31 provincias y regiones autónomas sobre problemas de salud mental y exposición a redes sociales durante el brote de COVID-19. La aleatoriedad de las personas que tomó las encuesta en línea y el rango demográfico desproporcionado hizo que los resultados fueran menos convincentes a escala nacional.
En segundo lugar, la clasificación detallada de los diferentes grupos afectados debe ser identificada y enunciada, especialmente se debe abordar la falta de enfoques de género. Si se observa el porcentaje de hombres y mujeres que participaron en las encuestas en línea, usualmente la tasa de mujeres era más alta que la de los hombres, y entre ellas todas eran mujeres relativamente jóvenes (Li, et al., 2020; Qiu, et al., 2020; etc.), quienes reportaban niveles más altos de angustia. ¿Qué pasa con las mujeres que realizaban trabajos domésticos no remunerados en casa, ahora más que nunca, y no podían ni tampoco tenían tiempo o acceso a servicios virtuales de salud mental? Las madres, en comparación con otros miembros de la familia, están más propensas a infectarse ya que son ellas quienes cuidan a los enfermos (Zhang, 2020). Se hicieron pocas preguntas acerca de la baja tasa de participación de los hombres y sus bajo nivel de estrés comparado con el de las mujeres. ¿Sería porque se sentían realmente bien o se abstuvieron de expresar sus verdaderos sentimientos y buscar ayuda profesional, dado que se supone que ellos deben ser “fuertes” y “masculinos”? La importancia de un acercamiento con enfoque de género no debe ser pasado por alto.
La intervención clave apunta a 6 grupos: pacientes confirmados, personas bajo monitoreo por COVID-19, trabajadores del sector salud, personas con contacto directo con pacientes, personas enfermas que se rehúsan a buscar ayuda, y personas susceptibles/población en general (Lu & Bouey, 2020). Todas las encuestas en línea recibidas de la muestra son de usuarios activos en redes sociales. ¿Qué pasa con los ciudadanos mayores o los niños que son más vulnerables al coronavirus y normalmente tienen menos acceso a Internet? No fue sino hasta febrero que la NHC publicó las “Pautas de Adaptación Psicológica para Hacer Frente a la Neumonía por el Nuevo Coronavirus” para poblaciones específicas, incluyendo adultos mayores, niños y adolescentes, mujeres embarazadas y profesionales de la salud (Li, et al., 2020). Los chinos que vivían o estudiaban en el exterior no fueron prioridad en los grupos claves iniciales. Por ejemplo, los estudiantes chinos que estaban en el extranjero también se vieron afectados a medida que la pandemia se propagaba por el mundo y su situación era incluso peor, ya que ellos debieron sufrir dos veces ya que debieron soportar lo que le pasó a sus seres queridos en China y luego lo que les pasaba a ellos, bien sea enfermedad confirmada, impotencia o discriminación por su raza o nacionalidad.
Tercero, las bajas tasas de uso de los servicios eran inconsistentes con las metas de las Directrices/Principios. China se ha enfrentado por mucho tiempo a una tasa extremadamente baja del uso de los servicios de salud mental (Shi, et al., 2019). Debe admitir la falta de profesionales médicos, un sistema para el cuidado de la salud mental bien establecido, no tener un sistema nacional de respuesta de emergencia ni personal designado para hacer intervenciones en crisis psicológicas durante una emergencia o desastre nacional (Chen & Fu, 2020). A los académicos les preocupaba que los esfuerzos bien intencionados pudieran ser “descoordinados y supervisados de manera inadecuada, y por lo tanto causar posibles confusiones a los consumidores de los servicios y uso ineficiente de los recursos” (Lu & Bouey, 2020).
Por último, una disparidad digital significativa llevó a una efectividad menos satisfactoria, lo que es siempre un problema en países de ingresos medios y bajos. Los requisitos de acreditación, registro y licenciamiento para los psicólogos de consulta en China aún no ha sido establecidos completamente, “lo que supone más amenazas a la calidad general de los servicios virtuales de salud mental” (Yao, et al., 2020).
Tal como lo dijo un asesor de salud del gobierno del Reino Unido, “Para ser claros, tenemos un objetivo estratégico: salvar vidas” (Horton, 2020). Richard Horton, editor encargado del diario The Lancet, advirtió que el mundo está “peligrosamente desprevenido” y esta crisis “apenas ha comenzado”. China ha hecho esfuerzos para la progresión de los servicios virtuales de salud mental, sin embargo, también existen retos. Se menciona el efecto adverso de la excesiva exposición a redes sociales que puede provocar cierto grado de ansiedad y angustia (Li, et al., 2020). La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró que “las enfermeras, doctores y datos son salvavidas” (UNESCO, 2020). Realizar investigaciones basadas en datos e implementar políticas y directrices personalizadas mientras se aprovecha la oportunidad de mejorar el mecanismo de prevención de emergencias médicas en China son estrategias razonables. Evaluar, acceder a la implementación y monitorear el estado mental de la población china puede a largo plazo ayudar a entender la pandemia del COVID-19 y sus efectos en los seres humanos. Ojalá se preste suficiente atención continua para que el actual trauma colectivo no se convierta en un trauma transgeneracional, ya que afectaría el bienestar de la población china. Esta es una lección de la que el mundo entero necesita pensar, reflexionar y aprender.
Lista de Referencias
Bao, Y., Sun, Y., Meng, S., Shi, J. & Lu, L. (2020).2019-nCoV epidemic: address mental health care to empower society. The Lancet. Retrieved April 30, 2020, from http://doi.org/10.1016/S0140-6736(20)30309-3
Guterres, A. (2020). “This is, above all, a human crisis that calls for solidarity”. https://www.un.org/en/un-coronavirus-communications-team/above-all-human-crisis-calls-solidarity
Hong et al. (2017). The digital divide and health disparities in China: evidence from a national survey and policy implications. J. Med. Internet Res., 19 (2017), p. e317. http://doi.org/10.2196/jmir.7786
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Kauer et al. (2014). Do online mental health services improve help-seeking for young people? A systematic review. J. Med. Internet Res., 16 (2014), p. e66. http://doi.org/10.2196/jmir.3103
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Qiu, J.Y. (2020). A nationwide survey of psychological distress among Chinese people in the COVID-19 epidemic: implications and policy recommendations. Gen Psychiatr. 2020; 33(2): e100213. http://doi.org/10.1136/gpsych-2020-100213
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Notas al final
[1] Dr. Qiu se desempeña como directora del Departamento de Ayuda Psicológica y Psicoterapia y del Departamento de Investigación en Psicoterapia en el Centro de Salud Mental de Shanghái, y es directora delegada del Departamento de Psicología Médica de la División de Salud Mental en la Escuela de Medicina de la Universidad Shanghái Jiao Tong. Adicionalmente, JQ es también directora delegada del Comité de Medicina Psicosomática y Psicología Clínica, Asociación Medica de la Mujer China, directora de la Asociación Mental del Shanghái, vicedirectora del Comité Psicoanalítico y del Comité de Apoyo Psicológico y Psicoterapia de la Asociación China para la Salud Mental, y vicedirectora del Grupo para la Salud Mental de la Mujer en la Sociedad China de Psiquiatría.
Biografía del autor
Shaohua Wang actualmente trabaja como Creadora Asistente de Contenido Digital en Ideas para la Paz, se graduó en 2020 de la Universidad para la Paz de las Naciones Unidas con un enfoque especial en Género y Construcción de Paz. Shaohua tiene un título de pregrado en Diplomacia y una maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad Guangdong de Estudios Extranjeros. Habiendo estudiado en China, Estados Unidos, Rusia y Costa Rica, ella habla chino, inglés, coreano y español fluidamente. Después de trabajar como asistente de proyecto en el Fondo de Beneficencia Fumei y como asistente personal de la presidenta de una compañía farmacéutica que preserva y produce medicina china de minorías étnicas, Shaohua recibió capacitación de la Federación Mundial para la Asociación de las Naciones Unidas (WFUNA) en China y en Estados Unidos, especialmente en ODS. Además, fue pasante en la Oficina Provincial de Asuntos Extranjeros y la compañía Fortune 500 Global, Shaohua expandió sus horizontes moderando y sirviendo como voluntaria en el Equipo Universitario en el Museo del Sitio Original de la Academia Militar de Whampoa y luego se convirtió en productora de medios y gerente de proyecto para un programa de UNV-UNHCR, que buscaba fortalecer las habilidades laborales para los trabajadores del campo con personas en situación de discapacidad. Capacitada como especialista en género no binario que posee aptitudes excepcionales para la comunicación interpersonal y negociaciones efectivas, Shaohua investiga para organizaciones de empoderamiento femenino y participa en cursos de defensa personal con la esperanza de lograr la igualdad de género.
Ella puede ser contactada al correo swang@master.upeace.org y a través de LinkedIn
Todas las opiniones expresadas en este artículo corresponden al autor y bajo ningún motivo pueden considerarse cómo representativas de la posición oficial de la Universidad para la Paz