Honduras: La Carta del Ejército
Author: Ronald Castro Fernández
Originally Published at Peace and Conflict Monitor on: 07/18/2009
Category: Comment
El hecho de haber dejado con vida y sacado del país a José Manuel Zelaya es una carta que el ejército se está jugando. Las fuerzas armadas han aparentado ser dóciles y obedientes al poder civil constituido de facto, pero a la vez, sabían de antemano que el presidente destituido, vivo, libre y en el extranjero iba a llamar a sus amigos para que lo acuerparan.
Si el actual diálogo terminara sin un arreglo definitivo y aceptado por ambas partes, podría ser motivo para que alguno de los aliados internacionales del depuesto Presidente Zelaya lleve a cabo alguna acción bélica o exprese frases que puedan ser interpretadas por la fuerza militar catracha como amenazas directas a la seguridad nacional y sea el argumento para arrasar con la cúpula política actual y tomar el control absoluto del país.
Veintitrés años atrás, en 1986, la situación centroamericana era crítica. La Guerra Fría se encontraba en ebullición en el área. El esfuerzo pacificador liderado por los Grupos de Contadora y Apoyo no cosechó los frutos esperados. Estados Unidos propuso el Plan Reagan, hecho que exacerbó la férrea posición ideológica de las guerrillas y endureció la confrontación con los ejércitos y gobiernos. Aparentemente, no existía solución inmediata posible.
Ante tan grave y complejo panorama, Costa Rica ofreció la solución más sencilla: un Pacto de Caballeros que le valió el Premio Nobel a su proponente.
Hoy, el mundo observa cómo la mediación pasiva (Buenos Oficios) del Nobel costarricense no ha logrado construir la confianza básica entre los dos actores principales. Mientras el diálogo esté en manos de emisarios sin poder de decisión, la amenaza militar intra y extra regional aumenta cada día, ofreciéndole al ejército hondureño oportunidad para jugar su carta.
Condición sine qua non para neutralizar el juego castrense y encontrar una solución pacífica a la actual coyuntura hondureña es sentar, en la misma mesa de negociación, a José Manuel Zelaya y Roberto Micheletti.
El primer paso para lograr tan ansiado objetivo es invitarlos a conversar, a solas, en un enclave natural de territorio internacional para la paz.
Esta es la mejor carta que en el proceso de mediación se puede jugar.
Ronald
Castro Fernández
Alajuela,
Julio 2009
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