Democracia plena
Author: Óscar Álvarez Araya
Originally Published at Peace and Conflict Monitor on: 09/10/2009
Secretario General de la OEA, Dr. José Miguel Insulza
Señores Ministros y Ministras de Relaciones
Exteriores de las Américas
Colegas, amigos y amigas:
Soy Óscar Álvarez
Araya, costarricense, Coordinador General adjunto de la Red Latinoamericana y del Caribe para la democracia, integrante del Movimiento Mundial para
la democracia y constituida por más de 147 organizaciones de la sociedad civil
en las Américas.
Hoy día estamos entregando una Carta
elaborada en nuestra Red y la cual dirigimos a los Jefes y Jefas de Estado y de
Gobierno con una serie de reflexiones sobre la situación de la democracia y de
la sociedad civil en nuestros países. Una copia de ella está en sus
escritorios. Les invito a leerla y a ofrecernos sus comentarios.
Como demócratas queremos reafirmar el
derecho humano a la democracia, como un derecho esencial de todos y cada uno de
los pueblos de las Américas.
En ese sentido destacamos el artículo 1 de la Carta Democrática Interamericana que dice:
“Los pueblos de América tienen derecho a la
democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla. La
democracia es esencial para el desarrollo social, político y económico de los
pueblos de las Américas”.
La democracia comienza con la realización
de elecciones libres, justas y transparentes pero la democracia no se agota en
las elecciones.
La democracia es mucho más que las
elecciones, es un sistema de gobierno que nace de la mayoría pero también es una
forma de vida que incluye el diálogo, el pluralismo, la tolerancia, la
reconciliación, la búsqueda del consenso, el respeto a los derechos de las
minorías, a la división e independencia de los poderes y la participación de
los y las ciudadanas.
La democracia representativa moderna se
hace realidad en el marco del imperio de la ley, el estado de derecho y el
respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales.
No hay democracia sin demócratas, y no hay
demócratas sin cultura democrática.
Esto es lo que pensamos los que nos
proponemos ir más allá de la democracia electoral y avanzar hacia una
democracia plena.
La democracia, representativa y
participativa, es la base de un desarrollo económico y social sostenible.
El ejercicio de la democracia se fortalece
y profundiza con la participación de la ciudadanía y de la sociedad civil. En
ese marco subrayamos el artículo 6 de la Carta Democrática Interamericana que afirma:
“La participación de la ciudadanía en las
decisiones relativas a su propio desarrollo es un derecho y una
responsabilidad. Es también una condición necesaria para el pleno y efectivo
ejercicio de la democracia. Promover y fomentar diversas formas de
participación fortalece la democracia”.
En la América Latina y el Caribe hemos pasado desde los procesos de apertura política y de transición
a la democracia hasta una fase de consolidación y perfeccionamiento de la
gobernabilidad democrática.
Hay grandes avances pero también agendas
pendientes. Uno de los temas que más preocupa es el de la crisis de la política
que se expresa particularmente en una crisis en la credibilidad de los partidos
políticos y los parlamentos, en un déficit de representación y participación y
en otras manifestaciones de un amplio desencanto con la política.
En ese marco complicado para el futuro de
la democracia, el fortalecimiento de las organizaciones de la sociedad civil
puede ofrecer formas de participación y de nuevas esperanzas y caminos de
construcción democrática para la ciudadanía. La sociedad civil puede contribuir
y de hecho contribuye en diálogo constructivo con los gobiernos, a consolidar
una democracia de mayor gobernabilidad, participación e intensidad.
Una sociedad civil independiente, activa,
vigorosa y propositiva es actor fundamental en los procesos de gobernabilidad
democrática. Unos gobiernos y unas organizaciones de la sociedad civil con
apertura, tanto los unos como las otras, al diálogo constituyen un componente
vital para una sana y efectiva gobernabilidad democrática.
En lugar del monólogo típico de los
sistemas autoritarios, no importa cuál sea su inspiración o signo ideológico,
la democracia debe ser un sistema de diálogos.
Pero no es lo que está sucediendo en todos
los países de las Américas. En algunos de ellos existe en los gobiernos una
actitud de desconfianza hacia la diversidad, de miedo a la libertad y al
pluralismo y de hostilidad hacia las organizaciones de la sociedad civil.
A las mismas se les persigue y acosa con
diferentes formulas económicas, políticas y jurídicas. Sabemos de países, por
ejemplo, en los que se trata de estigmatizar y se arremete contra
organizaciones que promueven los derechos de las mujeres y los derechos humanos
en general.
Como establece la Carta Democrática Interamericana en su artículo 7:
“La democracia es indispensable para el
ejercicio efectivo de las libertades fundamentales y los derechos humanos en su
carácter universal, indivisible e interdependiente…”
Pero a la vez, sin respeto a los derechos
humanos y a las libertades fundamentales no se puede hablar de la existencia de
una verdadera democracia. Asimismo sin respeto al derecho a la asociación y al
derecho a la libertad de expresión no puede existir una sociedad civil
independiente, rasgo vital de una sociedad auténticamente democrática.
Para finalizar hacemos un llamado a los
gobiernos, a los organismos internacionales y a los parlamentos de las Américas
y del mundo a incluir en sus legislaciones y adoptar en sus prácticas los
Principios Internacionales de Protección de la Sociedad Civil que son los siguientes:
- El derecho a formar, ingresar y participar
en organizaciones de la sociedad civil, resumido como libertad de
asociación. - El derecho a funcionar sin intromisiones
estatales infundadas. - El derecho a la libre expresión.
- El derecho a la comunicación y la
cooperación. - El derecho a buscar y obtener recursos.
- El deber estatal de brindar protección y
proteger los derechos y libertades fundamentales de las organizaciones de
la sociedad civil.
La defensa de la sociedad civil es parte de la
defensa y fortalecimiento de la democracia plena.
Concluimos ésta presentación ante el
Secretario General de la OEA, Dr. José Miguel Insulza y ante los Señores
Ministros de Relaciones Exteriores de las Américas citando las siguientes
palabras del pensador inglés Anthony Giddens:
“El Estado y la Sociedad Civil deberían actuar asociados…una
Sociedad Civil saludable protege al individuo de un poder estatal abrumador”.
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