Panderetas en Costa Rica: Discursos discriminatorios contra grupos cristianos
Autora: Dra. Mariateresa Garrido V.
Como fellow del Programa de Becarios de KAICIID para fomentar el diálogo interreligioso en Latinoamérica, y como investigadora en el área de libertad de expresión, siento particular interés en identificar patrones de violencia verbal en contra de diversos grupos. Las palabras importan, y lo que decimos tiene el potencial de crear espacios de diálogo o de cerrarlos por completo, mientras que nuestras percepciones sobre lo que otras personas dicen, inciden en la forma en la que la interactuamos, y especialmente en las conversaciones que tenemos con otras personas.
Lamentablemente, muchas de esas interacciones esconden microagresiones que son normalizadas, y por eso, muchas veces no somos conscientes de la presencia de discursos discriminatorios y de odio en interacciones diarias. En algunos casos puede ser porque no tenemos las habilidades necesarias para identificarlos, mientras que, en otros, puede ser porque los hemos normalizado.
Los discursos discriminatorios y de odio en razón de las creencias religiosas afecta a miles de personas a nivel mundial, aumenta la polarización, e impide que construyamos una sociedad más respetuosa y tolerante de las diferencias. Costa Rica no es la excepción.
La Universidad de Costa Rica, con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas, creó en 2021 el Observatorio de Discursos de Odio que se ha enfocado en estudiar los mensajes distribuidos a través de redes sociales para identificar tendencias y brindar soluciones. El reporte de 2023 indicó que los discursos de odio crecieron en un 50% en ese año, se triplicaron desde 2021, y los discursos de odio por motivos religiosos, representaron el 2,62% de los mensajes analizados y que por lo general aparecen cuando hay discusiones políticas sobre temas que causan polarización desde el punto de vista religioso (pág.33). Sin embargo, lo que vemos en redes sociales en un reflejo de lo que ocurre en nuestras interacciones diarias.
Con el objetivo de contribuir con la caracterización de los discursos discriminatorios que reciben personas cristianas evangélicas, realicé una investigación con miembros de la Iglesia Cristiana Semilla de Mostaza en Costa Rica (en adelante Semilla).
El estudio consistió en la realización de cinco grupos focales con personas que asisten de forma regular a Semilla, y en los cuales conversamos sobre los insultos que han recibido, los/las autores/as de dichos mensajes y los efectos que tienen en quienes lo reciben. La investigación es de las primeras de su estilo en el país y los resultados incluyen un listado de situaciones que tienen el potencial de causar autocensura o discriminación contra miembros de la comunidad cristiana del país.
En este artículo presento algunos de los resultados preliminares de la investigación que fue realizada gracias al apoyo de KAICIID, líderes de Semilla, y la Universidad para la Paz (UPAZ).
Metodología
Para la recolección de datos realicé 5 grupos focales entre los meses de agosto y septiembre de 2024. En cada grupo, quienes participaron completaron la frase “Los Cristianos…” a fin de que pudieran realizar un listado de frases que habían escuchado o que les habían dicho antes de iniciar la conversación.
Esta aproximación sirvió para que cada persona pudiera tener un momento de reflexión personal (entre 5-7 minutos) y que luego pudiera compartir desde su experiencia. Durante la conversación, se realizaron preguntas para indagar en la frecuencia con la que escucharon lo reportado, los/las autores/as de dichos mensajes, sus sentimientos y necesidades.
Durante las discusiones no se dio una definición de discurso discriminatorio ni de odio, esto con la intención de conocer cuáles son los mensajes que son calificados como tal por quienes participaron en la investigación. Es de notar que la percepción varía considerablemente entre las personas, por lo que los resultados obtenidos deben considerarse tomando en cuenta que las percepciones personales inciden directamente en lo que cada persona incluyó en la lista y el análisis del contexto en el cual fueron pronunciados. De igual forma, es importante mencionar, que el estudio no buscó indagar en la intención de la persona que dijo los comentarios, sino en el impacto de los mismos en la persona receptora.
Las conversaciones fueron grabadas, y después de realizada la transcripción de cada grupo focal y un examen preliminar de la información, analicé los datos con ayuda de inteligencia artificial para identificar patrones, sentimientos, semejanzas, diferencias y necesidades expresadas por las personas que participaron en la investigación.
Sobre los participantes
Semilla es una Iglesia Cristiana, no denominacional y multigeneracional que tiene su sede en Lindora, Santa Ana. Los grupos focales incluyeron a 41 personas (21 mujeres y 20 hombres) que asisten de forma regular a la iglesia, de hecho, 31 participantes integran alguno de los grupos de trabajo (también conocido como grupos de servicio), y 4 forman parte del cuerpo pastoral de la iglesia.
La mayoría de los y las participantes indicó que se sentía seguro (21) o muy seguro (7) para identificar mensajes contra grupos cristianos evangélicos lo que favoreció la discusión ya que pudieron compartir sus experiencias, y quienes no sabían cómo catalogar lo que habían escuchado, utilizaron esos comentarios para expresar sus inquietudes y participar activamente en la conversación.
La diversidad de los y las participantes permitió que las conversaciones fueran variadas y que incluyeran diversos ámbitos de la vida, tanto en lo personal como en lo profesional, y aunque si bien reflejan las realidades particulares de cada participante, otorgan ideas generales que contribuyen a la identificación de patrones de discursos discriminatorios que afectan a personas cristianas en Costa Rica.
Resultados
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Temas más comunes
Los temas de discusión fueron definidos en virtud de las palabras más repetidas por los y las participantes. El listado surgió a partir de las ideas expresadas de forma individual al completar la frase “Los cristianos…”, y esos resultados fueron comparados de forma posterior con lo discutido en los grupos focales.
Es notable el hecho de que las experiencias personales en los temas discutidos son similares entre hombres y mujeres. No obstante, es importante destacar que durante los grupos focales no se hicieron preguntas destinadas a conocer las diferencias en virtud del género de los y las participantes, y los comentarios que surgieron en torno al género estuvieron relacionados con miembros de la comunidad LGTBQI+.
Lo primero que destaca son los cuestionamientos relacionados con las actitudes de los cristianos evangélicos en su diario vivir. Al menos 15 personas incluyeron “hipócritas” en el listado, y en todos los grupos focales fue motivo de discusión. Los y las participantes incluyeron frases como “los cristianos son doble cara”, “los cristianos son incoherentes”, o “los cristianos hacen todo muy actuado”. En este sentido, quienes reflexionaron en este punto indicaron que esta percepción es porque hay muchas personas cuyo comportamiento depende del lugar en el que están – en la iglesia se comportan de una forma, en el trabajo de otra y en su vida personal de otra.
En segundo lugar se encuentran los insultos que están relacionados con el manejo del dinero y las finanzas. En todos los grupos focales los y las participantes incluyeron entre las primeras tres posiciones palabras como “roban”, “ladrones” y “plateros”, y explicaron que la percepción de las personas no cristianas es que las iglesias y los pastores solo buscan tener un beneficio económico.
En este sentido, explicaron que en algunos casos la percepción es que el diezmo es utilizado por los pastores para vivir una vida lujosa, en otros casos, ven las ofrendas como una forma de comprar milagros.
Otra de las ideas que fue comentada fue que “los cristianos son estafadores”, en algunos casos estuvo relacionado con la idea de la religión como un negocio, mientras que en otros casos fueron situaciones reales en la que la persona contrató a una persona cristiana para prestar un servicio, y luego de recibido el pago, la persona desapareció.
En tercer lugar, se plantean situaciones relacionadas con el comportamiento de los cristianos evangélicos incluyendo cuestiones como juzgar, no apoyar y no aceptar. En los grupos focales, los y las participantes indicaron que las personas no cristianas muchas veces se sienten cuestionadas por personas cristianas que quieren aplicar sus estándares morales y espirituales.
Inclusive, en algunos casos los cuestionamientos a las personas cristianas se manifiestan en cuestionamientos a sus capacidades de pensamiento. Por ejemplo, participantes indicaron que “los cristianos son irracionales”, “los cristianos siguen creyendo en cuentos de hadas” y que “los cristianos se ciegan con la religión”. Es interesante que dos participantes que trabajan en el sector salud, indicaron haber recibido cuestionamientos sobre su trabajo en el área científica y su creencia espiritual ya que parten de la premisa de la incompatibilidad entre ambos aspectos.
Se podría decir que a partir de las actitudes y el comportamiento esperado se generan expectativas que pocas veces pueden ser cumplidas, y que a su vez conforman el cuarto tema de discusión: las expectativas de las demás personas. Los y las participantes indicaron que las demás personas esperan que sean “perfectos” pero también son percibidos como “santurrones”, “aburridos”, y que “no viven su juventud” por no hacer lo que otras personas consideran divertido y que normalmente esta relacionado con el consumo de alcohol, participación en fiestas, bailes, y el elegir actividades organizadas por la iglesia antes de otras actividades.
Es de destacar que los participantes también manifestaron sentirse solos cuando este tipo de ataque verbal ocurre, lo que los hace sentirse vulnerables, pero que cuando es superado, crea en ellos y ellas una capacidad mayor de resiliencia. De hecho, algunos participantes mencionaron versículos bíblicos, y reflexionaron sobre la idea de que la persecución es una consecuencia esperada de vivir una vida de fe que agrada a Dios.
En quinto lugar, destaca el impacto que tienen las figuras públicas (ej. representantes políticos, artistas) en la percepción que tiene la sociedad sobre los cristianos evangélicos. Esta situación complementa lo encontrado por la UCR en las investigaciones sobre discursos de odio en el país, ya que además de reconocer su existencia, la mayoría de los y las participantes coincidió con la idea de que esas personas no representan el cristianismo, pero que tienen la capacidad de afectar de forma masiva la percepción que existe sobre el cristianismo.
En los grupos focales, los y las participantes indicaron que sienten vergüenza cuando salen noticias que cuestionan las actuaciones de las personas involucradas y les causa frustración porque “por uno caen todos”.
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Autores de los discursos
Una de las intenciones del estudio fue mapear quienes son los principales autores de los discursos discriminatorios reconocidos por los y las participantes. Los estudios de la UCR sugieren que los principales autores son hombres, principalmente residenciados en San José y Heredia (ver págs. 13-14 del estudio de 2023), sin embargo, en los grupos focales esta distinción no fue tan clara.
Los y las participantes indicaron que quienes pronuncian estos discursos suelen ser personas cercanas, por lo que incluyen amistades, compañeros de trabajo, y familiares. De hecho, algunos participantes indicaron que cuando estaban en el colegio, los principales autores eran sus compañeros de clase; mientras que los familiares destacan en los casos de conversión al cristianismo.
Es importante destacar que los y las participantes no hicieron distinción en cuanto al género de los autores de los discursos, pero sí enfatizaron la relación que tienen, o que tenían, con la persona que pronunció el insulto o la frase discriminatoria.
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Sentimientos comunes
Quienes participaron manifestaron una mezcla de sentimientos que se generan a partir de los insultos recibidos o de las situaciones vividas. En los casos relacionados con el dinero, los sentimientos van desde la frustración, la desconfianza hasta la indignación.
Cuando los autores de los mensajes son personas cercanas, los sentimientos incluyen tristeza, incomprensión, e inclusive, traición. Sobre la traición es importante destacar que en algunos casos va acompañado del sentimiento de culpa por “cambiarse de bando”, “abandonar la fe” o “separarse” de la iglesia católica.
En el caso de mensajes relacionados con el comportamiento y las actitudes, los sentimientos que se generan son tristeza, enojo, rechazo, exclusión e incomprensión. Por otra parte, cuando los insultos están relacionados con las expectativas que tienen las demás personas, los sentimientos involucran presión y estrés, que en algunos casos pueden causar afectaciones a la autoestima de la persona que recibe dichos mensajes.
Es relevante destacar que en todos los grupos surgió la idea de soledad como un sentimiento relacionado con falta de apoyo en su fe. Llama la atención el hecho de que en la etapa del colegio es cuando los participantes, especialmente hombres entre 25-35 años, manifestaron su necesidad de mayor apoyo ya que los comentarios de otras personas tienen un mayor impacto en el desarrollo de su personalidad en esa etapa de la vida.
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Necesidades de los/las participantes
La mayoría de los/las participantes coincidieron en que existe una necesidad de mayor apoyo y defensa de la fe. Esto puede ser posible a través de programas de educación y sensibilización de no cristianos sobre la fe, e inclusive, sobre los efectos que tiene la discriminación y los discursos de odio en la persona que los recibe.
En los programas de sensibilización también manifestaron la importancia de reconocer y actuar ante las microagresiones a las que pueden ser objeto. No es necesario a que la situación sea grave para reaccionar. En este aspecto, un participante de +50 años manifestó la importancia de tener personas mayores para compartir experiencias y buscar consejos para manejar situaciones de agresión.
Por último, los y las participantes coincidieron en la necesidad de contar con espacios seguros para compartir sus experiencias y apoyarse, y tener personas de confianza con las que puedan hablar de las situaciones vividas.
Conclusiones
Quienes participaron en los grupos focales no reconocieron las situaciones comentadas como actos de discriminación o de odio, muchos coincidieron en que son formas de ataque verbal o de exclusión que tienen como fundamento su fe. Sin embargo, los insultos recibidos y las experiencias compartidas pueden ser catalogadas como microagresiones y micro exclusiones que tienen por objeto diversas áreas de la vida (financiera, intelectual, laboral, personal, etc.) y que tienen como fundamento esterotipos y prejuicios que constituyen la base para la diseminación de discursos de odio.
Para evitar las consecuencias negativas que tienen este tipo de discursos a nivel personal y a nivel social es necesario evitar la normalización. Por ejemplo, durante los grupos focales se observó que la exclusión de grupos de WhatsApp o de actividades sociales trabajo está normalizada entre los y las participantes, al punto de que es percibida como algo positivo ya que demuestra que la persona está viviendo conforme a los principios de la fe, y que según la Biblia es lo esperado para los cristianos evangélicos, sin embargo, esta normalización crea pocas oportunidades para compartir de forma honesta y vulnerable lo que siente la persona excluida y disminuye las posibilidades de encontrar apoyo dentro de la comunidad de fe.
La normalización de estas situaciones brinda a la persona víctima la posibilidad de desarrollar capacidades de resiliencia, pero con un costo emocional bastante alto. Para personas jóvenes el impacto que tiene la exclusión en la salud mental no debe disminuirse ya que crea problemas de autoestima, sentido de pertenencia e inclusive produce cuestionamientos hacia la fe que impactan negativamente sus vidas. Estas situaciones son superadas en el tiempo y los y las participantes de +50 años manifestaron que la experiencia les da la habilidad para manejar las situaciones, evitar los daños emocionales y profesionales que pueden causar estas microagresiones.
Destaca la capacidad de los y las participantes para mantenerse firmes en su fe a pesar de la discriminación y las críticas, su voluntad de querer mostrarse amorosos y compasivos frente a quienes los atacan, y la capacidad de autorreflexión para mejorar su comportamiento. Esto sin duda alguna representa una oportunidad para la comunidad, en este caso Semilla, para crear espacios en los que sus miembros puedan conseguir el apoyo que necesitan mientras desarrollan su fe.
Biografía corta de la autora
Mariateresa Garrido, es Profesora Asociada del Departamento de Derecho Internacional y Coordinadora del Programa de Doctorado de la Universidad para la Paz. Es abogada especialista en derecho internacional y tiene un doctorado en Estudios de Paz y Conflicto. Su investigación se enfoca en el ejercicio de la libertad de expresión en la era digital, la protección de periodistas y la interacción entre los derechos humanos y las tecnologías de la información. También tiene el podcast Floreciendo MG, donde enseña sobre el cristianismo.
TODAS LAS OPINIONES EXPRESADAS EN ESTE ARTÍCULO CORRESPONDEN A LA AUTORA Y BAJO NINGÚN MOTIVO PUEDEN CONSIDERARSE CÓMO REPRESENTATIVAS DE LA POSICIÓN OFICIAL DE LA UNIVERSIDAD PARA LA PAZ